«La mayoría de las personas consciente o inconscientemente, perseveramos en negarnos placer. Podemos preocuparnos, dejar sin atender nuestras necesidades emocionales, trabajar principalmente para agradar a otros y ser tacaños con nosotros mismos cuando se trata de concedernos tiempo para la diversión. Incluso llegamos a inquietarnos cuando nos suceden demasiadas cosas buenas, dando por sentado que en cualquier momento se desmoronará todo. El efecto acumulativo de estos malos hábitos es lo que se llama: Poca tolerancia al placer.»
Tomado del Libro: Reencontrar el placer, Dra. Stella Resnick, Editorial Urano.
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